martes, 9 de junio de 2015

CARTA A MARÍA JOSÉ



CARTA A MARÍA JOSÉ
Escrita en 2004
  Hola María José:

   En primer lugar para que te ubiques mi nombre es José Carlos, soy de Madrid y trabajo como enólogo en la cooperativa y alguna vez que otra he ido a la farmacia donde trabajas para comprar jeringas para el laboratorio. ¿Te acuerdas ya de mi?

   Todo lo que te escriba en esta carta me hubiera gustado decírtelo en persona, pero ya me está costando sobre el tablao del papel pués imagínate niña in situ sobre el tablero de alquitrán y cemento. Como dice Alejandro Sanz en su canción Amiga mía: “Pero perdona amiga mía no es inteligencia ni es sabiduría, esta es mi manera de decir las cosas, no es que sea mi trabajo es que es mi idioma”. Lo he intentado cuando nos hemos cruzado por la calle, pero siempre la misma nube me cantaba aquel soniquete impregnado en lluvia que dice así: “ y un pañuelo de lunares, te regalo tiempo pa´que te lo pongas y una promesa, niña: si te encuentro un día te pienso dar de una todos aquellos ..... que te merecías. Que el pañuelo es pa´ llorarte y no tiene remedio para el que componga, si alguna vez te encuentro por mi cobardía te pienso dar de una todos aquellos ..... que te merecías”. Pero bueno he optado por la vía en la que me desenvuelvo mejor, porque las palabras escritas sobre papel escritas quedan y su testimonio nunca  se lo lleva el viento, a lo más, quedan priseoneras de cajones donde reina el olvido.

   Hemos hablado pocas veces, pero siempre tengo muy presente la noche que hablamos en el Desván, porque si te digo la verdad me hubiera gustado hablar toda la noche contigo, pero por circunstancias ajenas a mi no pudo ser. Das la sensación de seriedad, pero una seriedad natural, bella e innata en ti, que irradia paz, armonía y bienestar. Me acuerdo cuando mi amigo Manuel se presento a ti y tu amiga, me dije para mi, este en el primer asalto le dejan k.o y bueno luego me acerqué y me dije vamos José en un minuto estás k.o y luego fué todo lo contrario y estuvimos hablando y me parecíste muy agradable y la pena es que duró tampoco o se me pasó a mi tan rápido.

   María José, el  motivo de esta carta, es que no me gustaría que todas aquellas palabras no escritas que quedaron en el Desván fueran prisioneras del cajón del olvido. Me gustaría que si tu quisieras fueran surgiendo más palabras que quedaran escritas en hojas de un bonito árbol peremne para que nunca se las llevara el otoño. En fin, sin ánimo de prolongar mucho más este baile en el tablero de este folio que ayer estaba en blanco, me gustaría invitarte a quedar para invitarte a una ronda de mi alma y si se tercia y me quieres invitar a una ronda de tu alma, te prometo niña que será enriquecedor.

   Bueno María José espero que pronto des respuesta a mi  invitación y no tengas miedo a ser sincera. La vida es una margarita, a veces se viste de si y muchas otras de no. Hasta pronto!!!

                                   
                                              José Carlos

   Posdata: De antemano te pido perdón si con esto que estoy haciendo rompo la tranquidad de tu intimidad o te incomodo. Sólo decirte que todo esto lo estoy haciendo con el mayor respeto y que no hay pintor que pueda encerrar sobre un lienzo los colores de mis buenas intenciones. Dios propone a los hombres el azar de las personas que pasan por la vida de uno y el hombre dispone con quien quiere estar pero finalmente Dios dispone con quien tiene que ser..................Yo solo me he dejado impulsar por una fuerza en el corazón que es la que hace que me quiera embriagar del perfume de tu conocimiento. “Y es la fuerza que te lleva que te empuja y que te llena, que te arrastra y que te acerca a Dios, es un sentimiento, casi una obsesión, si la fuerza es del corazón. Es algo que te lía, una descarga de energía que te va quitando la razón, te hace tropezar, te crea confusión, seguro que es la FUERZA DEL CORAZÓN”.