CARTA A MARÍA JOSÉ
Escrita en 2004
Hola María José:
En primer lugar para que te
ubiques mi nombre es José Carlos, soy de Madrid y trabajo como enólogo en la
cooperativa y alguna vez que otra he ido a la farmacia donde trabajas para
comprar jeringas para el laboratorio. ¿Te acuerdas ya de mi?
Todo lo que te escriba en esta
carta me hubiera gustado decírtelo en persona, pero ya me está costando sobre
el tablao del papel pués imagínate niña in situ sobre el tablero de alquitrán y
cemento. Como dice Alejandro Sanz en su canción Amiga mía: “Pero perdona amiga mía no es inteligencia ni
es sabiduría, esta es mi manera de decir las cosas, no es que sea mi trabajo es
que es mi idioma”. Lo he intentado cuando nos hemos cruzado por la calle,
pero siempre la misma nube me cantaba aquel soniquete impregnado en lluvia que
dice así: “ y un pañuelo de lunares, te
regalo tiempo pa´que te lo pongas y una promesa, niña: si te encuentro un día
te pienso dar de una todos aquellos ..... que te merecías. Que el pañuelo es
pa´ llorarte y no tiene remedio para el que componga, si alguna vez te encuentro
por mi cobardía te pienso dar de una todos aquellos ..... que te merecías”.
Pero bueno he optado por la vía en la que me desenvuelvo mejor, porque las
palabras escritas sobre papel escritas quedan y su testimonio nunca se lo lleva el viento, a lo más, quedan
priseoneras de cajones donde reina el olvido.
Hemos hablado pocas veces,
pero siempre tengo muy presente la noche que hablamos en el Desván, porque si
te digo la verdad me hubiera gustado hablar toda la noche contigo, pero por
circunstancias ajenas a mi no pudo ser. Das la sensación de seriedad, pero una
seriedad natural, bella e innata en ti, que irradia paz, armonía y bienestar.
Me acuerdo cuando mi amigo Manuel se presento a ti y tu amiga, me dije para mi,
este en el primer asalto le dejan k.o y bueno luego me acerqué y me dije vamos
José en un minuto estás k.o y luego fué todo lo contrario y estuvimos hablando
y me parecíste muy agradable y la pena es que duró tampoco o se me pasó a mi
tan rápido.
María José, el motivo de esta carta, es que no me gustaría
que todas aquellas palabras no escritas que quedaron en el Desván fueran
prisioneras del cajón del olvido. Me gustaría que si tu quisieras fueran
surgiendo más palabras que quedaran escritas en hojas de un bonito árbol
peremne para que nunca se las llevara el otoño. En fin, sin ánimo de prolongar
mucho más este baile en el tablero de este folio que ayer estaba en blanco, me
gustaría invitarte a quedar para invitarte a una ronda de mi alma y si se
tercia y me quieres invitar a una ronda de tu alma, te prometo niña que será
enriquecedor.
Bueno María José espero que
pronto des respuesta a mi invitación y
no tengas miedo a ser sincera. La vida es una margarita, a veces se viste de si
y muchas otras de no. Hasta pronto!!!
José Carlos
Posdata: De antemano te pido
perdón si con esto que estoy haciendo rompo la tranquidad de tu intimidad o te
incomodo. Sólo decirte que todo esto lo estoy haciendo con el mayor respeto y
que no hay pintor que pueda encerrar sobre un lienzo los colores de mis buenas
intenciones. Dios propone a los hombres el azar de las personas que pasan por
la vida de uno y el hombre dispone con quien quiere estar pero finalmente Dios
dispone con quien tiene que ser..................Yo solo me he dejado impulsar
por una fuerza en el corazón que es la que hace que me quiera embriagar del
perfume de tu conocimiento. “Y es la
fuerza que te lleva que te empuja y que te llena, que te arrastra y que te
acerca a Dios, es un sentimiento, casi una obsesión, si la fuerza es del
corazón. Es algo que te lía, una descarga de energía que te va quitando la
razón, te hace tropezar, te crea confusión, seguro que es la FUERZA DEL CORAZÓN”.
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