Esta poesía la escribí el 13 de febrero de 2011 inspirado en el concierto de Tomatito, al cual asistí la noche anterior en el Teatro Circle de Atocha (Madrid).
La escribí como regalo para el día de los enamorados. Inspirada en A.B
LA GUITARRA MUDA
Autor: José Carlos Díaz-Meco López
La dejó sin terminar, marchita de su destino
La llaman por las tabernas, ay, la guitarra muda
Y varean las olivas y en un corrillo de olivos
Dicen que vieron al luthier sonámbulo detrás de una musa
Seis cuerdas en una mano y en la otra un par de racimos
Y en su corazón una botella donde reposan las burbujas...
Y la noche se descorchó en un rosario de cariño
Y en la copa una borrasca de verdad acaba en una tormenta de espuma
Del sarmiento la uva y en tus labios se cría el bouquet del buen vino
Donde el rocío pintó un jardín de aromas a rosas y aún vendado por la bruma.
La dejó sin terminar como a una novia sin anillo
La llaman por las tabernas, ay, la guitarra muda
La dejó sin terminar como a un loco sin su desvarío
Entre el jolgorio y las bandurrias comentan los de la tuna
Que de seis cuerdas en una mano florecieron no sé cuantos ríos
Que seis, otros dicen que cinco, pero todos que tus pies fueron su cuna
Seis ríos recorren tu cuerpo y en tus pestañas anclan su sino
Y el agua se hizo música, ay española, guitarra de mi locura
Y en el cielo las estrellas te parpadean su amor con guiños
Y el amor se hizo vino y el Sol un capote rojo en tus uñas
Y dicen los silencios en las noches en las que tirita hasta el frío
Que un grillo se hizo toque sobre la guitarra muda
Y la cigarra se hizo quejío entre las seis cuerdas de tu ombligo
Ay que guasa la que tienen los lunares de la Luna
Que el baile se ciñó a tu cuerpo en forma de vestío
Y taconean los silencios ahogados de mis dudas
Como la mar esconde en las caracolas sus secretos más íntimos
Susurrarte quiero de una vez un te quiero en forma de ola al oído
Ay guitarra española, encerrado entre las seis cuerdas de mi exilio.
Y qué más da si el mar se pone celoso!
Con una bravura tal como el estoque a un toro
Y qué más da si huen de miedo los otros!
Por la cercanía de los aullidos de cientos de lobos
Yo no estoy dispuesto a perderme ni un suspiro del cosmos
Ni del cómo la Luna llena se desnuda de noche en tus ojos.
Y qué más da si a la mar se le sube el vestío hasta la rodilla
Porque la mañana le regaló a la playa marea baja
Ay mira la guasa niña que tienen tus miradas
Que a esa playa la pusieron por nombre Playa Lisa
Si es que las olas se fueron de noche al tablao de la brisa
De esa brisa donde el arte taconea al compás de tus pestañas.